¿ esto era lo que Dios quería para el ser humano ?

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lunes, 4 de octubre de 2010

El Armagedón: la guerra de Dios que acabará con todas las guerras


El Armagedón: la guerra de Dios que acabará con todas las guerras
“Consideran que matar a un semejante es un acto atroz. Para ellos, la guerra es algo tan incomprensible y repugnante que ni siquiera existe la palabra en su idioma.” (COMENTARIO DEL EXPLORADOR NORUEGO FRIDTJOF NANSEN SOBRE LOS INUIT DE GROENLANDIA [1888])
¿A QUIÉN no le gustaría vivir en una sociedad en la que la guerra fuese algo “incomprensible y repugnante”? ¿Quién no sueña con un mundo en el que ni siquiera exista la palabra guerra porque tal concepto sea totalmente desconocido? La posibilidad de que llegue a haber un mundo así puede parecer inconcebible, especialmente si dependiera del hombre.
Pero en el libro profético de Isaías, Dios mismo promete crear un mundo así: “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías 2:4).
Está claro que el mundo de hoy, con unas veinte guerras en marcha y 20.000.000 de soldados en servicio activo, tendría que cambiar muchísimo para que se cumpliera esa promesa. No debería extrañarnos, pues, que el Dios todopoderoso, Jehová, tenga que intervenir en los asuntos humanos. Esta intervención por parte de Jehová culminará en lo que la Biblia llama Armagedón (Revelación [Apocalipsis] 16:14, 16).
Aunque últimamente se ha estado utilizando el término Armagedón para referirse a una conflagración nuclear a escala mundial, la Enciclopedia Hispánica lo define así: “Lugar donde se congregarán las fuerzas del bien y del mal para librar la batalla final del gran día de Dios todopoderoso”. ¿Vencerá finalmente el bien sobre el mal, o es esa batalla una simple fantasía?
Resulta consolador saber que la Biblia menciona repetidas veces el fin de la iniquidad, es decir, la maldad. Por ejemplo, en el libro de los Salmos dice: “Los pecadores serán acabados de sobre la tierra; y en cuanto a los inicuos, ya no serán” (Salmo 104:35). Y en el de Proverbios añade: “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella” (Proverbios 2:21, 22).
La Biblia también explica con claridad que los malvados no renunciarán a su poder por las buenas; de ahí la necesidad de un acto contundente por parte de Dios que ponga fin a todo lo malo, incluidas las guerras (Salmo 2:2). Como veremos a continuación, el nombre que la Biblia da a este conflicto sin igual —Armagedón— es de particular interés.

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