martes, 12 de octubre de 2010
¿Adónde irá a parar este mundo?
¿Adónde irá a parar este mundo?
LA BIBLIA predijo hace mucho la actual crisis moral y la describió así: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, [...] desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, [...] feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder” (2 Timoteo 3:1-5).
Tal vez esté de acuerdo en que esta profecía bíblica —aunque escrita hace casi dos mil años— ofrece una descripción exacta del mundo actual. Ahora bien, la profecía empieza con las palabras: “En los últimos días”. ¿A qué se refiere esa expresión?
¿“Los últimos días” de qué?
La expresión “los últimos días” se ha vuelto muy común en muchos idiomas. Tan solo en inglés forma parte del título de cientos de libros. Un ejemplo de ello es el libro reciente The Last Days of Innocence—America at War, 1917-1918 (Los últimos días de la inocencia. Estados Unidos en guerra [1917-1918]). El prólogo deja claro que con la expresión “los últimos días”, la publicación se refiere a un período concreto en el que se produjo una grave degradación moral.
“En 1914 —explica el prólogo—, el país cambió más rápidamente que en cualquier otro período de su historia.” Ese año, las naciones se enzarzaron en una guerra de alcance mundial, situación que no se había dado nunca antes. El libro dice: “Se trató de una guerra total, pues el enfrentamiento no fue solo de ejército contra ejército, sino de nación contra nación”. Como veremos, esta guerra se desarrolló en el inicio de lo que la Biblia llama “los últimos días”.
El hecho de que este mundo, antes de llegar a su fin, atravesaría un período llamado “los últimos días” es una enseñanza bíblica. De hecho, las Escrituras dicen que en el pasado ya hubo un mundo que dejó de existir, y explican: “El mundo de aquel tiempo sufrió destrucción cuando fue anegado en agua”. ¿Qué tiempo fue aquel, y cuál fue el mundo que terminó? Se trataba del antiguo “mundo de gente impía” que existía en los días de Noé. De igual modo, el mundo actual va a llegar a su fin. Pero los que sirven a Dios sobrevivirán, como sucedió con Noé y su familia (2 Pedro 2:5; 3:6; Génesis 7:21-24; 1 Juan 2:17).
Lo que dijo Jesús sobre el fin
También Jesucristo habló de “los días de Noé”, cuando “vino el diluvio y los barrió a todos”. Él comparó la situación anterior al Diluvio —justo antes de que finalizara aquel mundo— con la que existiría durante el período que llamó “la conclusión del sistema de cosas” (Mateo 24:3, 37-39). Otras versiones de la Biblia utilizan la expresión “fin del mundo” o “final de esta época” (Biblia de Jerusalén y Reina-Valera, 1977).
Jesús profetizó cómo sería la vida en la Tierra justo antes de que este mundo terminara. Entre otras cosas dijo: “Se levantará nación contra nación y reino contra reino”. Y así ha sucedido desde 1914, según indican los historiadores. Por eso el prólogo del libro antes mencionado dice que ese año marcó el comienzo de la “guerra total, [...] no [...] de ejército contra ejército, sino de nación contra nación”.
Jesús añadió en su profecía: “Habrá escaseces de alimento y terremotos en un lugar tras otro. Todas estas cosas son principio de dolores de angustia”. A continuación indicó que también se produciría un “aumento del desafuero”, o de la maldad (Mateo 24:7-14). Sin duda hemos presenciado tal aumento en la actualidad. Está claro que la profunda crisis moral de nuestros días cumple la profecía bíblica.
¿Cómo deberíamos comportarnos en esta época tan decadente? Veamos lo que escribió el apóstol Pablo a los cristianos de Roma en cuanto al deterioro moral. Con relación a los “apetitos sexuales vergonzosos” de la gente, explicó: “Sus hembras cambiaron el uso natural de sí mismas a uno que es contrario a la naturaleza; y así mismo hasta los varones dejaron el uso natural de la hembra y se encendieron violentamente en su lascivia unos para con otros, varones con varones, obrando lo que es obsceno” (Romanos 1:26, 27).
Los historiadores dicen que en aquella sociedad del siglo primero, cada vez más degenerada, “las pequeñas comunidades cristianas, con su piedad y su decoro, constituían una constante censura para el mundo pagano ávido de placeres”. Esto debería hacer que nos preguntáramos: “¿Puede decirse lo mismo de mí y de mis amistades? ¿Nos destacamos por nuestra integridad moral en este mundo corrupto?” (1 Pedro 4:3, 4).
La batalla que libramos
La Biblia nos enseña que pese a estar rodeados de tanta inmoralidad, debemos resultar “sin culpa e inocentes, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y aviesa”. Para ello hemos de tener “la palabra de vida asida con fuerza” (Filipenses 2:15, 16). Esta exhortación bíblica muestra cuál es la clave para que no nos contamine la corrupción moral: aferrarnos a las enseñanzas de la Palabra de Dios y reconocer que sus normas morales constituyen el mejor modo de vivir.
“El dios de este sistema de cosas”, Satanás, trata de poner a los seres humanos de su lado (2 Corintios 4:4). La Biblia nos dice que “sigue transformándose en ángel de luz”. Y lo mismo hacen sus “ministros”, es decir, sus servidores, los que actúan como él (2 Corintios 11:14, 15). Estos prometen libertad y placeres a la gente, pero como indican las Escrituras, “ellos mismos [son] esclavos de la corrupción” (2 Pedro 2:19).
Que nadie se deje engañar. Los que no hacen caso de las normas morales divinas pagarán las consecuencias. El salmista bíblico escribió: “La salvación está lejos de los inicuos, porque no han buscado [las] disposiciones reglamentarias [de Dios]” (Salmo 119:155; Proverbios 5:22, 23). ¿Estamos convencidos de ello? Si así es, protejamos nuestra mente y corazón de la propaganda que fomenta estilos de vida inmorales.
Ahora bien, muchos piensan que mientras no hagan nada ilegal, todo está bien. Pero eso no es cierto. También debemos seguir la guía moral de nuestro amoroso Padre celestial, que él nos da para protegernos, no para amargarnos la vida. Jehová Dios ‘nos enseña para que nos beneficiemos’. Desea que evitemos las calamidades y disfrutemos de una vida feliz. Como explica la Biblia, servir a Dios “encierra promesa de la vida de ahora” y también “de la que ha de venir”, es decir, “la vida que realmente lo es”: la vida eterna en el nuevo mundo que él ha prometido (Isaías 48:17, 18; 1 Timoteo 4:8; 6:19).
Comparemos los beneficios de seguir los principios bíblicos con las penalidades que antes o después sobrevienen a los que no los siguen, y veremos que quienes escuchan a Dios y se granjean su favor llevan el mejor modo de vida que existe. De hecho, él promete: “En cuanto al que me escucha, él residirá en seguridad y estará libre del disturbio que se debe al pavor de la calamidad” (Proverbios 1:33).
Una sociedad moralmente recta
La Biblia dice que cuando este mundo pase, “el inicuo ya no será”. También asegura: “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella” (Salmo 37:10, 11; Proverbios 2:20-22). De modo que Dios va a acabar con toda la inmoralidad de este mundo, lo que incluye a las personas que se niegan a seguir Sus sanas enseñanzas. Después de eso, quienes aman al Creador convertirán gradualmente toda la Tierra en un paraíso parecido a aquel en el que Dios puso a nuestros primeros padres (Génesis 2:7-9).
Piense en lo placentero que será vivir en un planeta de belleza paradisíaca y libre de toda corrupción. Entre quienes tendrán ese privilegio estarán los miles de millones de personas que resucitarán. Imagínese la alegría de ver cumplirse estas promesas divinas: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. “[Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Salmo 37:29; Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4.)
Por qué reina la desesperanza
Por qué reina la desesperanza
En todo el mundo, cambios alarmantes provocan el temor al futuro. Cada vez más ciudades instalan cámaras de vigilancia en sus calles. Por miedo al terrorismo, los grandes aeropuertos se han convertido en una especie de campamentos militares. En Internet aumentan los ladrones y pedófilos que acechan a sus desprevenidas víctimas. Además, la vida en nuestro planeta se ve amenazada por la contaminación, la deforestación, la extinción de especies y el calentamiento global.
LO QUE parecía impensable hace dos o tres generaciones ahora agobia a la humanidad. No es de extrañar que muchos se pregunten qué le sucede a este mundo y qué les deparará el futuro a ellos mismos y a sus familias. ¿Llegará el día en que, por miedo, nadie quiera subirse a un autobús, a un tren o a un avión? Con los recursos del planeta cada vez más diezmados y los precios en alza, ¿podrán las generaciones futuras obtener buena atención médica, comida sana y combustible suficiente?
“El futuro se presenta muy, muy tenebroso”, se lamentó un ministro de salud canadiense, refiriéndose a los elevados costos de la sanidad pública. Saltan también las alarmas en cuanto a los alimentos y el combustible. ¿La razón? Con la idea de ser menos dependientes de los combustibles fósiles, algunos países están invirtiendo grandes capitales en biocombustibles, como el etanol, que se elabora a partir de plantas. Por primera vez en la historia, el estómago humano compite con el tanque del automóvil por los productos de la tierra. De hecho, ya se ha visto un aumento en los precios de los alimentos.
Mientras tanto, se agranda el abismo entre ricos y pobres, lo que suscita tensiones sociales. “En esta primera década del siglo XXI, enormes avances en el bienestar humano coexisten con privaciones extremas”, dice un informe de la Organización Mundial de la Salud. Y añade que en algunos de los países más pobres, “la esperanza de vida ha caído a la mitad respecto a los países más ricos”. Las causas principales son las enfermedades y el caos económico y social que reina en los estados desestructurados.
Si a esto le sumamos la amenaza del calentamiento global —que contribuye a la desertización y a los fenómenos climatológicos extremos—, no es de extrañar que muchas personas bien informadas le teman al futuro. El Bulletin of the Atomic Scientists —equipo de investigadores que regula el llamado reloj del fin del mundo— vaticinó un futuro sombrío, “pues los científicos siguen observando efectos en cascada [producidos por el calentamiento global] en los complejos ecosistemas de la Tierra”.
¿Será el mañana tan sombrío como parece? ¿Está nuestra esperanza de un futuro mejor en manos de los empresarios, políticos, religiosos y científicos? “¿Qué otra opción nos queda? —argumentan algunos—. Solos nos hemos metido en este enredo, y solos tendremos que salir de él.” Otros opinan que el ser humano carece de la capacidad para encontrar una solución y que nuestra única esperanza está en manos de Dios. Si así es, ¿qué garantía tenemos de que el Creador se interesa por nosotros y de que nos librará de nuestras propias manos? El próximo artículo abordará estas cuestiones.
lunes, 4 de octubre de 2010
El Armagedón: la guerra de Dios que acabará con todas las guerras
El Armagedón: la guerra de Dios que acabará con todas las guerras
“Consideran que matar a un semejante es un acto atroz. Para ellos, la guerra es algo tan incomprensible y repugnante que ni siquiera existe la palabra en su idioma.” (COMENTARIO DEL EXPLORADOR NORUEGO FRIDTJOF NANSEN SOBRE LOS INUIT DE GROENLANDIA [1888])
¿A QUIÉN no le gustaría vivir en una sociedad en la que la guerra fuese algo “incomprensible y repugnante”? ¿Quién no sueña con un mundo en el que ni siquiera exista la palabra guerra porque tal concepto sea totalmente desconocido? La posibilidad de que llegue a haber un mundo así puede parecer inconcebible, especialmente si dependiera del hombre.
Pero en el libro profético de Isaías, Dios mismo promete crear un mundo así: “Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra” (Isaías 2:4).
Está claro que el mundo de hoy, con unas veinte guerras en marcha y 20.000.000 de soldados en servicio activo, tendría que cambiar muchísimo para que se cumpliera esa promesa. No debería extrañarnos, pues, que el Dios todopoderoso, Jehová, tenga que intervenir en los asuntos humanos. Esta intervención por parte de Jehová culminará en lo que la Biblia llama Armagedón (Revelación [Apocalipsis] 16:14, 16).
Aunque últimamente se ha estado utilizando el término Armagedón para referirse a una conflagración nuclear a escala mundial, la Enciclopedia Hispánica lo define así: “Lugar donde se congregarán las fuerzas del bien y del mal para librar la batalla final del gran día de Dios todopoderoso”. ¿Vencerá finalmente el bien sobre el mal, o es esa batalla una simple fantasía?
Resulta consolador saber que la Biblia menciona repetidas veces el fin de la iniquidad, es decir, la maldad. Por ejemplo, en el libro de los Salmos dice: “Los pecadores serán acabados de sobre la tierra; y en cuanto a los inicuos, ya no serán” (Salmo 104:35). Y en el de Proverbios añade: “Los rectos son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella” (Proverbios 2:21, 22).
La Biblia también explica con claridad que los malvados no renunciarán a su poder por las buenas; de ahí la necesidad de un acto contundente por parte de Dios que ponga fin a todo lo malo, incluidas las guerras (Salmo 2:2). Como veremos a continuación, el nombre que la Biblia da a este conflicto sin igual —Armagedón— es de particular interés.
La vida en un paraíso restaurado
La vida en un paraíso restaurado
JESÚS estaba convencido de que los hombres podían volver a vivir, y se lo confirmó a sus discípulos diciéndoles: “En la re-creación, [...] heredará[n] la vida eterna”. ¿A qué se refirió con la expresión “en la re-creación”? (Mateo 19:25-29.)
Según el relato paralelo del Evangelio de Lucas, Jesús mencionó que “en el sistema de cosas venidero”, sus discípulos recibirían “vida eterna” (Lucas 18:28-30). ¿Por qué se equipara “el sistema de cosas venidero” con “la re-creación”?
Seguramente para destacar que Jehová Dios se encargará de que se cumpla su propósito original, es decir, que la humanidad viva para siempre en un paraíso en la Tierra. El ser humano recuperará la perfección que Adán y Eva tuvieron antes de pecar. De modo que “en el sistema de cosas venidero” tendrá lugar “la re-creación” de las condiciones paradisíacas del jardín de Edén.
Cómo se restaurará el Paraíso
Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, señaló el medio que Dios emplearía para reinstaurar las condiciones justas en todo el planeta. ¿Cuál es? Dijo él: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mateo 6:10). Dios designó a su Hijo para que fuera Rey de este Reino, el cual se encargará de realizar el propósito divino de que la Tierra entera sea un paraíso.
Tocante a Aquel a quien Dios ha nombrado Rey, la Biblia dice: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará [...] Príncipe de Paz. De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin” (Isaías 9:6, 7). Pero ¿cómo se efectuará la voluntad de Dios mediante este “regir principesco”?
La Biblia da la respuesta: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino [el regir principesco] que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44).
Veamos las condiciones que habrá en el Paraíso restaurado, es decir, “en la re-creación”, cuando el Hijo de Dios gobierne como Príncipe en el Reino de su Padre.
La vida en el Paraíso
La resurrección de los muertos
“Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán.” (Juan 5:28, 29.)
“Va a haber resurrección así de justos como de injustos.” (Hechos 24:15.)
Liberación de la enfermedad, la vejez y la muerte
“En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.” (Isaías 35:5, 6.)
“Dios mismo estará con ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado.” (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4.)
Abundancia de alimentos sabrosos
“La tierra misma ciertamente dará su producto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá.” (Salmo 67:6.)
“Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” (Salmo 72:16.)
Hogares y trabajo dignos para todos
“Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá.” (Isaías 65:21, 22.)
Abolición de las guerras, el delito y la violencia
“En cuanto a los inicuos, serán cortados de la mismísima tierra.” (Proverbios 2:22.)
“Tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni aprenderán más la guerra.” (Isaías 2:4.)
Sin temor y en paz
“Realmente morarán en seguridad, sin nadie que las haga temblar.” (Ezequiel 34:28.)
“No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar.” (Isaías 11:9.)
Será un auténtico placer vivir cuando tales condiciones llenen la Tierra, cuando todos amen a Dios y al prójimo (Mateo 22:37-39). Podemos estar seguros de que la totalidad de las promesas de Dios se cumplirán entonces, pues él dice: “Lo he hablado [...], también lo haré” (Isaías 46:11).
Quizás haya muchas cosas que usted aún tenga que aprender sobre Jehová Dios y su prometido nuevo mundo. Por ejemplo, ¿qué pruebas hay de que este nuevo mundo está cerca? ¿Cómo reemplazará el Reino de Dios a los gobiernos de la Tierra? Y ¿qué acontecimientos llevarán a este desenlace? Los testigos de Jehová estaremos encantados de ayudarle a encontrar las respuestas (para más información, véase la página 32).
Los muchos años que lleva la humanidad anhelando un mundo de justicia tocan a su fin. Para la gran mayoría de los seres humanos que han fallecido, la muerte no es el final de todo. Volver a la vida no solo es posible, sino que es la voluntad de Dios. Sí, hay vida después de la muerte: “la vida de verdad”, la vida “que ha de venir” (1 Timoteo 4:8; 6:19, Nuevo Testamento, de José María Valverde).
¿Cómo resistir la tentación?
Los jóvenes preguntan
¿Cómo resistir la tentación?
▪ Karen no lleva mucho tiempo en la fiesta cuando ve que dos chicos entran de nuevo con varias bolsas. No es ningún secreto lo que traen dentro. Ya les había oído decir que habría alcohol para todo el mundo en esta fiesta. Karen, por supuesto, no les mencionó nada a sus padres. Se decía a sí misma que los muchachos solo bromeaban. Al fin y al cabo, se suponía que en algún lugar de la casa habría adultos.
De repente, oye una voz conocida detrás de ella: “¿Qué haces aquí parada, aguafiestas?”. Cuando Karen mira hacia atrás, su amiga Jessica, que tiene dos botellas de cerveza, le ofrece una y le dice: “No me vengas ahora con que no vas a divertirte un poco”.
Karen no quisiera aceptarla, pues ya ha estado tomando algo de cerveza; pero la verdad es que la presión es mucha. Jessica es una buena chica y además es su amiga, y no quiere quedar como una aguafiestas delante de ella. “Solamente es cerveza —piensa—. No es como tomar drogas o tener sexo.”
CUANDO uno es joven se enfrenta a diversas tentaciones. Muchas veces tienen que ver con las personas del sexo opuesto. Por ejemplo, un muchacho de 17 años llamado Ramón comenta: “Mis compañeras de clase son muy insistentes”. Y añade: “Les gusta tocarte y ver hasta dónde pueden llegar contigo. ¡No te las puedes quitar de encima!”. A Diana, que también tiene 17 años, le pasa algo similar: “Un muchacho se me acercó y me echó su brazo sobre el hombro —cuenta—. Le di un empujón y le dije: ‘¿Qué estás haciendo? ¡Ni siquiera te conozco!’”.
Puede que tú también te topes con tentaciones, y quizá parezca que la presión nunca termina. Cierto cristiano se lamenta así: “La tentación es como si alguien llamara a tu puerta una y otra vez sin hacerle caso al letrero de ‘No molestar’”. Y a ti, ¿“te llaman a la puerta” con demasiada frecuencia? Marca lo que más te tiente de las siguientes opciones.
□ Fumar
□ Tomar bebidas alcohólicas
□ Consumir drogas
□ Ver pornografía
□ Tener relaciones inmorales
□ Otras cosas …………………………
¿Es imposible frenar la delincuencia?
¿Es imposible frenar la delincuencia?
▪ Un estudiante con problemas mentales y armado hasta los dientes masacra a compañeros y profesores en su escuela.
▪ Una niñita es raptada, y sus padres viven momentos de angustia inenarrable.
▪ Un adolescente confiesa que mató a una persona sólo por diversión y que mostró el cadáver a unos amigos, quienes guardaron el secreto por varias semanas.
▪ A través de internet, un depredador sexual intercambia trucos con otros pederastas sobre cómo seducir niños.
ESTO es solo una muestra de los atroces delitos que son noticia hoy día. ¿Se siente usted seguro en su barrio, sobre todo de noche? ¿Han sido usted o su familia víctimas de la delincuencia? Millones de personas en todo el globo —incluso en países que tenían fama de ser bastante seguros— viven en constante temor a causa del delito y la violencia. Demos un rápido vistazo al mundo.
JAPÓN. Según el Asia Times, “Japón se contaba entre los países más seguros del planeta [...]; ahora, la valiosa sensación de seguridad ciudadana parece ser cosa del pasado, y el sentimiento de seguridad nacional ha sido sustituido por una profunda inquietud ante el crimen y el terrorismo mundial”.
LATINOAMÉRICA. Según un reportaje publicado en 2006, varias personalidades de Brasil predicen una guerra de guerrillas en São Paulo. Los episodios de violencia que se registraron en la ciudad durante algunas semanas llevaron al presidente del país a ordenar el despliegue del ejército. En México y en Centroamérica, “la presencia de por lo menos 50.000 pandilleros juveniles [...] tiene en alerta a las autoridades de la región”, informa Tiempos del Mundo. Y añade: “Solo en el año 2005, alrededor de 15.000 personas fallecieron a manos de las pandillas juveniles en El Salvador, Honduras y Guatemala”.
CANADÁ. “Los criminalistas señalan el vertiginoso aumento de las bandas en el país —dijo el USA Today en 2006—. La policía [...] ha contabilizado 73 bandas callejeras en Toronto.” El jefe de policía de la ciudad reconoció que no existe una solución sencilla a la creciente cultura del gansterismo urbano.
SUDÁFRICA. El investigador criminal Patrick Burton declaró al Financial Mail que “el temor a la delincuencia está presente en todo aspecto de la vida de los jóvenes sudafricanos”. Destacan “los delitos violentos, como el robo agravado por el uso de armas, el secuestro y el atraco a bancos”.
FRANCIA. Muchos residentes de barrios de viviendas subsidiadas por el Estado son presas del terror diariamente cuando “suben por escaleras destruidas por vándalos, entran en estacionamientos que se han vuelto zonas prohibidas o utilizan el transporte público, que se torna peligroso al anochecer” (Guardian Weekly).
ESTADOS UNIDOS. Las bandas organizadas se suman a la ola criminal. Según el New York Times, una encuesta policial reveló que en un estado en particular, unos diecisiete mil jóvenes de ambos sexos pertenecen a alguna de las aproximadamente setecientas bandas que existen. Esta cifra representa un aumento de cerca de diez mil en tan solo cuatro años.
GRAN BRETAÑA. Comentando un informe del UNICEF sobre el efecto de la criminalidad en los niños, el Times de Londres observó: “El número de chicos británicos que son asesinados a tiros va en aumento. [...] Tanto las víctimas como los autores de delitos con armas de fuego son cada vez más jóvenes”. La población carcelaria de Inglaterra y Gales se ha disparado hasta alcanzar casi los ochenta mil presos.
KENIA. Unos asaltantes dispararon contra una mujer y su hija en una transitada calle porque tardaron en salir de su vehículo. Nairobi, la capital, es notoria por la diversidad de delitos que allí se cometen, entre ellos el asalto a conductores para robarles el coche, los atracos y la invasión violenta de casas.
¿Es imposible frenar la delincuencia? ¿Cuál es la verdadera causa de este fenómeno? ¿Podrá un día la gente vivir en paz y seguridad? Encontrará las respuestas en el siguiente artículo.
domingo, 26 de septiembre de 2010
¿Cómo puedo sobrellevar mi enfermedad?
Los jóvenes preguntan
¿Cómo puedo sobrellevar mi enfermedad?
“LA FUERZA es el orgullo de los jóvenes”, declara Proverbios 20:29 (Biblia de América). Si estás enfermo o incapacitado, tal vez pienses que este texto no tiene nada que ver contigo, pero te equivocas. Lo cierto es que muchos jóvenes con discapacidades y enfermedades crónicas han logrado superar obstáculos enormes. ¡Despertad! ha entrevistado a cuatro de estos jóvenes.
Hiroki, que es japonés, sufre parálisis cerebral desde que nació. “Los músculos del cuello no me permiten mantener la cabeza levantada, y mis manos hacen justo lo contrario de lo que yo quisiera —explica—. Dependo por completo de la ayuda de los demás.”
Natalie y su hermano James, de Sudáfrica, nacieron con un tipo de enanismo poco común. Natalie padece además escoliosis, una deformidad de la columna vertebral. Ella cuenta: “Ya he pasado por cuatro operaciones de columna, y debido a la curvatura de esta, tengo los pulmones débiles”.
A Timothy, de Gran Bretaña, le diagnosticaron síndrome de fatiga crónica cuando tenía 17 años. “En menos de dos meses —relata— pasé de estar sano y activo a sentirme tan débil que las piernas no me sostenían.”
Danielle, que es australiana, descubrió que tenía diabetes a los 19 años. Ella hace el siguiente comentario: “Como la mía no es una enfermedad visible, algunas personas no se dan cuenta de su gravedad. Lo cierto es que la diabetes podría matarme”.
Si padeces algún tipo de enfermedad o discapacidad, las siguientes palabras de Hiroki, Natalie, Timothy y Danielle sin duda te animarán. Y si gozas de buena salud, sus comentarios tal vez te ayuden a ser más comprensivo con quienes tienen que sobrellevar enfermedades o discapacidades.
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