domingo, 11 de julio de 2010
El papel de Jesús en el rescate
Jesús mismo explicó su papel en rescatar a la humanidad de la esclavitud al pecado cuando dijo que había venido “para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28, Reina-Valera, 1960). ¿Por qué la vida de Jesús sirve de rescate? ¿Cómo nos beneficia su muerte?
La Biblia dice que Jesús fue un hombre “sin pecado” y “separado de los pecadores”. Durante toda su vida obedeció a la perfección la Ley de Dios (Hebreos 4:15; 7:26). Por lo tanto, la muerte de Jesús —a diferencia de la de Adán— no fue la consecuencia del pecado y la desobediencia (Ezequiel 18:4). Más bien, Jesús se sometió a una muerte que no merecía a fin de cumplir la voluntad de su Padre de rescatar a la humanidad del pecado y la muerte. Como acabamos de ver, vino voluntariamente “para dar su vida en rescate”. Con un amor sin paralelo en la historia, Jesús se ofreció a “gusta[r] la muerte por todo hombre” (Hebreos 2:9).
La vida que Jesús sacrificó fue un equivalente exacto de la vida que Adán perdió al pecar. ¿Qué resultado tuvo la muerte de Jesús? Pues bien, Jehová aceptó su sacrificio “como rescate correspondiente por todos” (1 Timoteo 2:6). Así es: Dios empleó el valor de la vida de Jesús para recomprarnos, o redimirnos, de la esclavitud al pecado y la muerte.
La Biblia se refiere muchas veces a este grandioso acto de amor de parte del Creador. Por ejemplo, dirigiéndose a los cristianos, Pablo les recordó que “fueron comprados por precio” (1 Corintios 6:20; 7:23). Pedro también escribió a los cristianos que Dios usó la sangre de su Hijo —no oro ni plata— para librarlos de un modo de vivir que los encaminaba a la muerte (1 Pedro 1:18, 19). Mediante el sacrificio de Cristo, Jehová aportó lo que se necesitaba para rescatar a los seres humanos de un destino de muerte eterna.
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