domingo, 11 de julio de 2010
El Reino de Dios pronto nos liberará
“Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra.” (MAT. 6:10.)
EN EL Sermón del Monte, Jesucristo incluyó una oración modelo para sus discípulos que resume así su principal enseñanza: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra” (Mat. 6:9-13). Jesús viajó “de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios” (Luc. 8:1). Y les mandó a sus discípulos que siguieran “buscando primero el reino y la justicia de Dios” (Mat. 6:33). Al estudiar este artículo, busquemos maneras de usar la información en nuestro ministerio. Pensemos, por ejemplo, en cómo contestaríamos las siguientes preguntas: ¿Cuánta importancia tiene el mensaje del Reino? ¿Por qué necesita la humanidad que se la libere? ¿Y cómo nos liberará el Reino de Dios?
2 Jesús predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mat. 24:14). El mensaje del Reino de Dios es muy importante; es el más importante que pueda haber. Por eso, unos siete millones de testigos de Jehová pertenecientes a más de cien mil congregaciones efectúan por todo el mundo una labor de evangelización sin precedentes y anuncian que el Reino ha sido establecido en los cielos. Esta es una buena noticia, pues significa que mediante este gobierno Dios va a tomar pleno control del planeta. Bajo el Reino, la voluntad de Jehová se hará en la Tierra tal como se hace en el cielo.
3 ¿Qué hará Jehová por los seres humanos cuando su voluntad se efectúe en la Tierra? “Limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor.” (Rev. 21:4.) Nadie enfermará ni morirá debido al pecado heredado y la imperfección. Los muertos que están en la memoria de Dios tendrán la oportunidad de vivir para siempre, ya que la Biblia promete: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hech. 24:15). Desaparecerán las guerras, las enfermedades y el hambre, y el planeta se transformará en un paraíso. Hasta los animales que hoy son peligrosos vivirán en paz con el hombre y entre sí (Sal. 46:9; 72:16; Isa. 11:6-9; 33:24; Luc. 23:43).
4 En vista de tan maravillosas condiciones, no sorprende que una profecía bíblica se refiera a la vida bajo el Reino en estos términos tan alentadores: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. Pero ¿qué les pasará a quienes causan problemas? La profecía señala: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será”. Únicamente ‘los que esperan en Jehová poseerán la tierra’ (Sal. 37:9-11).
5 No obstante, para que todo esto suceda, debe desaparecer este mundo con sus divisivos sistemas políticos, religiosos y económicos. Y de eso precisamente se encargará el Reino de Dios. El profeta Daniel predijo por inspiración: “En los días de aquellos reyes [los gobiernos actuales] el Dios del cielo establecerá un reino [celestial] que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Dan. 2:44). Entonces habrá “nuevos cielos” (el nuevo gobierno celestial de Dios) que reinarán sobre “una nueva tierra” (la nueva sociedad terrestre) y “en estos la justicia habrá de morar” (
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